El hogar de la vía láctea de Stella Maris Ponce, Colección Rosa de los vientos, Palabrava, Santa Fe, Argentina, 2025, 88 págs. Poesía, poesía argentina.
Incursionar en la vía láctea de Stella Maris Ponce, en su hogar de infancia y adolescencia, es adentrarnos en el mundo de este líquido blanco que el cuerpo de la poeta rechaza una y otra vez hasta apartarlo de su vida.
La voz de la poeta, una voz que se le impone, toca la blancura de la página y dicta, como en una invocación: en los itinerarios de las estrellas habré de encontrar el camino que me llevará al origen, camino de leche, camino de campo, en el espejo del cielo veré la estela que dejaron mujeres de la familia, que giran, como lunas todavía, en la cúpula astral, ensoñación y canto, abuela y madre, me envían signos, y son la gravedad que hace que mi espuma suba y baje, marea interior que ya iré sabiendo apaciguar, también decir, en el palimpsesto que es la escritura del mundo habré de leer: un mapa de platos sobre la mesa, duraznos al sol sobre un techo de chapas, el gesto grácil de unos labios que acomodan palabras en el aire, las cosas enganchadas en una larga enredadera: abuela madre mano luna: planetas que se saben hilvanar, la calma de las cosas, su mero estar siendo.
Santiago Alassia
Si usted reside en la Ciudad de Buenos Aires, comuníquese con nosotros para coordinar el envío directamente. Disponemos de ejemplares en la Capital para facilitar la entrega.
El hogar de la vía láctea de Stella Maris Ponce
El hogar de la vía láctea de Stella Maris Ponce, Colección Rosa de los vientos, Palabrava, Santa Fe, Argentina, 2025, 88 págs. Poesía, poesía argentina.
Incursionar en la vía láctea de Stella Maris Ponce, en su hogar de infancia y adolescencia, es adentrarnos en el mundo de este líquido blanco que el cuerpo de la poeta rechaza una y otra vez hasta apartarlo de su vida.
La voz de la poeta, una voz que se le impone, toca la blancura de la página y dicta, como en una invocación: en los itinerarios de las estrellas habré de encontrar el camino que me llevará al origen, camino de leche, camino de campo, en el espejo del cielo veré la estela que dejaron mujeres de la familia, que giran, como lunas todavía, en la cúpula astral, ensoñación y canto, abuela y madre, me envían signos, y son la gravedad que hace que mi espuma suba y baje, marea interior que ya iré sabiendo apaciguar, también decir, en el palimpsesto que es la escritura del mundo habré de leer: un mapa de platos sobre la mesa, duraznos al sol sobre un techo de chapas, el gesto grácil de unos labios que acomodan palabras en el aire, las cosas enganchadas en una larga enredadera: abuela madre mano luna: planetas que se saben hilvanar, la calma de las cosas, su mero estar siendo.
Santiago Alassia
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